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18 de enero de 2018

Materiales, herramientas... después de experimentar.

    A punto de terminar el MOOC decido escribir esta serie de reflexiones acerca de los materiales y las herramientas del Visual Thinking. La verdad es que es una de las actividades que se propusieron al comienzo del curso y que no podía redactar hasta probar.


    Me apunté a este curso porque una amiga me animó a hacerlo juntas (al final ella no ha podido realizarlo) y como necesidad y disfrute personal. Me explico. Hace tiempo que pienso y digo que me gustaría aprender a pintar, en plan artístico... No voy a hacerlo, al menos no por ahora (mis hijas aún son muy pequeñas y siempre ando líada con formaciones diversas). Sin embargo, cuando probé esto del visual thinking el año pasado (tuve varias oportunidades de la mano de Scolartic y un NOOC de Educalab) me di cuenta de lo mucho que me relajaba y ayudaba a concentrarme el hecho de dibujar. Por eso, y porque realmente necesito desconectarme un poco de las TIC, mi primera decisión fue "No en digital".
Pero lo digital me llama. Y me gusta. Quizá más de lo aconsejable.
    Y luego veo los trabajos digitales de este MOOC y pienso... "Yo también quiero". Pero no puedo. No por ahora. No dispongo del tiempo ni las herramientas necesarias para dibujar en un dispositivo móvil. También me faltan conocimientos de edición de imagen (tengo pendiente un curso en abierto de GIMP, pero nunca encuentro el momento...)
   A pesar de esto he trasteado con la tablet, mi dedo, un boli con punta de goma apta para dispositivos móviles y algunas aplicaciones (tan sólo conservo dos de todas las que descargué): INKeredible y Autodesk SketchBook. No tuve gran éxito.

Algunas pruebas con INKredible y mi tablet Android

    Y aunque disfruté un montón haciendo estos garabatos, probando letras, añadiendo imágenes externas (no guardé ninguna de las pruebas que hice con imágenes), cambiando pinceles, grosores, colores, efectos... he disfrutado más, bueno, me he relajado y concentrado más, con los útiles tradicionales.
    He aprovechado para estrenar una libreta de hojas gorditas en tono sepia, un poco áspera, pero me encanta. He guardado todas las pinturas (ceras, madera, pastel, manley), rotuladores (de punta fina, normal y súper gruesa), cuadernos de hojas blancas y cartulinas que compré para este MOOC en una caja que me acompaña a todas partes (hasta los fines de semana de autocaravana). He puesto a prueba mi pulso, he mezclado y probado colores, he dibujado hasta seis veces el mismo mapa visual (el Sketchnote que aún no he publicado)...
Me relaja dibujar. Me concentro cuando lo hago. Pongo mi mente en OFF con respecto a todo lo que me rodea...

    No quiero olvidarme de un objetivo de este MOOC: llevar el Visual Thinking al aula. Es entonces cuando, después de estas semanas de trabajo, me doy cuenta de que tengo algunas posibilidades para llevarlo a  mi aula (tengo algunos trabajo muy sencillos de los niños para escanear y compartir con vosotros), para ayudar a mis alumnos, para mejorar su comprensión.
Y también tengo la posibilidad de crear una serie de tarjetas útiles para la construcción de oraciones (quiero mostrarlo a mis compañeras, contar con su opinión como PT y con la de la orientadora y ponerme con ello).
Pero además, si definitivamente cambio de destino a un aula de primaria, podré emplearlo en mis clases, podré mostrarlo a mis alumnos, enseñarles, ofrecerles nuevas posibilidades de sintetizar la información.... Y para eso necesito trabajar mi mano, mis destrezas con los trazos, las figuras y las sombras.
    Con todo esto no quiero despreciar el trabajo realizado en digital. No voy a discutir que el trabajo en esa modalidad es bárbaro (cuando hablo de visual thinking en digital me refiero a dibujos hechos con apps, no de forma manual y posteriormente digitalizado)
He visto y disfrutado con auténticas obras de arte por parte de mis compañeros... pero yo... de momento... me quedo con lo manual.

¿Y vosotros? ¿Qué opináis?

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