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31 de marzo de 2016

Narrar para aprender

    Los cuentos, las narraciones, son fuente de imaginación y de aprendizaje. Además tienen una carga emocional importante, forman parte de la vida de todos nosotros (o de casi todos) ¿Quién no ha escuchado o leído un cuento en su infancia? ¿Y a quién no le gusta, ya de adulto, sumergirse en la historia de unos personajes que alguien a creado en su intimidad y que del mismo modo disfrutamos nosotros?

    Este es mi punto de partida.

    Con mucha frecuencia recurro en mi aula a la narración de cuentos para mis alumnos. Les encantan. Les motivan. Les "enganchan". Y yo aprovecho esta circunstancia para trabajar algunos aspectos lingüísticos como el vocabulario o la estructuración de la oración. Pero también otros elementos como la descripción, la imaginación, la predicción...

    La forma en que utilizaré esta narración en el aula será la siguiente:

  • Ya en la página dos pongo en marcha la predicción. Una "lluvia de ideas" acerca de qué será lo que el anciano ha entregado al niño. Pero además conoceremos el significado de una nueva palabra: anciano. Persona que tiene muchos años.
  • En la página siguiente el lector, tendrá que evocar la palabra papá y además tendrá que formular una pregunta. Volvemos a trabajar la predicción ¿Qué es lo que le preguntará? ¿Qué o cómo preguntarías algo que quieres saber? Estamos trabajando la pragmática, el uso del lenguaje para adquirir conocimiento. Y también la entonación interrogativa.
  • La página 4 requiere del lector que se fije en la ilustración. Que describa lo que está haciendo el niño. En mi caso en el aula, llegados a este punto, también hablaremos acerca del para qué está haciendo eso el niño.
  • La página 5 tiene su objetivo en la atención a las emociones. ¿Cómo está el niño? ¿Cómo estarías tu? ¿Puedes poner cara de...? La expresión facial global es un primer paso para la movilización de los músculos que luego utilizaremos en la articulación de los sonidos del lenguaje.
  • La siguiente página vuelve a trabajar las emociones y la expresión facial. El reconocimiento de emociones en el otro es de gran importancia no sólo como seres sociales que somos, sino que también es un elemento que puede ayudarnos en la regulación de nuestros intercambios comunicativos, en el ajuste de nuestro discurso a nuestro interlocutor. Además de nuevo pondremos en contacto al niño con una entonación diferente: la exclamación
  • La página que sigue, la última que contiene texto, también solicita del lector que exprese qué ocurre en la ilustración, qué ha hecho el protagonista de nuestra historia, dónde, con quién, para qué... en definitiva, de la respuesta a todos estos elementos resultarán algunas oraciones sencillas: sujeto+verbo+complemento.
    Si os fijáis en la disposición del texto y las ilustraciones hasta este punto el texto se encuentra en la parte izquierda de la página, la ilustración a la derecha. El cambio de actividad y de implicación por parte del alumno cambia a partir de la página 7. En ese momento el texto aparece en la parte superior de la página. Y desde ahí, el alumno será el que tenga que terminar la historia.
    Y una última cosa: podemos jugar con las ilustraciones. 
    Las imprimimos, las repartimos de manera desordenada, y que el alumnado realice la secuencia temporal de la historia que ya hemos leído. Es una manera de corroborar que han comprendido la historia y de trabajar no solo la organización temporal, sino también la memoria.

    Y ahora sí. Comparto esta sencillísima historia que yo utilizaré en al aula de AL, y que tal vez alguno de vosotros, los que trabajéis en los niveles más bajos de enseñanza del español podáis utilizar.

Creado con Storybird



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