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21 de noviembre de 2018

Adaptarnos y mirar con optimismo

   Llevo días para escribir esta entrada en mi blog. No encuentro el momento, no encuentro la inspiración... o simplemente el cansancio va haciendo mella. 
    Desde que comenzó el curso escolar tenía claro que quería que mis alumnos trabajasen de modo cooperativo. La tarea no es fácil desde luego. No saben (no lo han hecho nunca), hay dos alumnos nuevos que además se incorporaron a finales de septiembre al aula por lo que desconocía cómo iba a ser la relación en el grupo (que se conocen desde hace varios cursos), y claro, no los conozco (este es mi primer curso con ellos).

    Durante aproximadamente mes y medio los observé y fui agrupando parejas que funcionaran de manera cooperativa colocando justo detrás otra pareja que también funcionase como tal pero que a la vez pudiese formar un grupo de cuatro miembros. Hecho esto comenzamos a dar nuestros primeros pasos aprendiendo a cooperar, y luego (en momentos muy puntuales y muy guiados) cooperando para aprender. 
Tenía los grupos constituidos, había llegado el momento de dejar de girar sillas y de colocar los pupitres en grupo.
Había tenido en cuenta distintos criterios a la hora de configurar los equipos: nivel de competencia curricular, capacidad de ayuda de los distintos alumnos y sexo y origen del alumnado fueron los principales.

    Pero no estaba del todo conforme con el resultado. Había un grupo que no terminaba de "funcionar" demasiado habladores, despistados... Y además comenzaba a observar algunas "cositas" que no me gustaban, y que no había advertido anteriormente, en un alumno "brillante". Así que decidí pedirle a la orientadora del centro un sociograma apropiado para la edad de mis "pitufos" y tener en cuenta los resultados obtenidos en el caso de que hubiera que cambiar los grupos establecidos. Así que...


Actuación relacionada con la adaptabilidad


Imagen de Free-Photos en Pixabay
     A la vista de los resultados del sociograma, y después de haberlo analizado con minuciosidad, me dispongo a modificar los equipos para ajustarme todo lo posible a las preferencias de mis alumnos a la hora de trabajar y jugar. No es mi intención hacer "grupos de amigos" en el aula, sé que no sería funcional de cara a la cooperación, aunque sí tendré presente la preferencia a la hora de trabajar (en la medida de lo posible y de crear grupos en los que haya alumnos capaces de prestar ayuda de forma óptima).
Reestructuraré los equipos y, a lo largo de una semana anotaré en una hoja de registro cinco aspectos fundamentales, que son los que más me han llamado la atención, que pretendo mejorar con esta medida y que sabré si he conseguido mediante la observación de cambios de conducta en los "protagonistas" indicados y mejora del funcionamiento de los equipos:
  1. La apatía y tristeza de uno de los alumnos que se mostraba mucho más alegre e integrado antes de configurar los equipos de trabajo (alumno A).
  2. La participación de otro alumno en cuyo equipo está "ignorado" por sus compañeros (alumno F).
  3. La motivación a prestar ayuda y practicar la escucha por parte de dos niños que no tienen en cuenta las aportaciones de algunos de sus compañeros de equipo aunque se les indique que deben hacerlo (alumno P y alumna E).
  4. Disminuir la distracción de un equipo (equipo 6).
  5. El equilibrio entre los equipos distribuyendo tres alumnos capaces entre otros equipos (especial atención en el equipo 2).

Actuación relacionada con el optimismo


  Esta actuación está directamente relacionada con la anterior, y centrada principalmente en un alumno. 
Imagen de 3dman_eu en Pixabay
   Mi objetivo es que mi alumno A, dentro de su extrema timidez, vuelva a mostrarse como el que era al comienzo de curso: participativo, entusiasta ante el trabajo en el aula, interactivo con sus iguales... 
Si vuelvo la vista atrás puedo recordar que su actitud cambió justo en el momento en que dispuse los equipos tal y como están ahora. ¡Qué fallo de observación el mío! Menos mal que realicé el sociograma y aparentemente encontré el motivo de su nueva actitud: expresa con claridad que no quiere trabajar con los compañeros con los que está ahora (a pesar de que puede prestar una ayuda extraordinaria, no lo hará si los componentes del equipo no son de su agrado).
Lo observaré con atención y si su actitud en el aula mejora en la línea de su "yo" anterior, será señal de que los cambios introducidos han sido los apropiados.
Imagen de geralt en Pixabay
   Y llega el momento de hablar de resultados.

¿Resultados de qué? 


Me ha sido completamente imposible modificar los grupos y es que es complicado cuando tienes tres alumnos con los que nadie quiere trabajar y casi ninguno jugar con ellos. Tengo un trabajo enorme de tolerancia y respeto por la diferencia por delante.
La cuestión es que para "arreglar" una cosa "desarreglaba" otra. ¡Imposible de esta manera!

¿Qué hago?


¡Lo tengo! 


    En un ejercicio de improvisación y adaptabilidad he optado por...

¡Pedir ayuda... a mis alumnos!


    Los niños son pequeños sí, pero desde luego no son tontos y si se les explican las cosas y se les consultan de forma que puedan entenderlas pueden ser grandes aliados en las aulas.
Les he explicado que algunos de sus compañeros no estaban cómodos con sus grupos. Y algunos han levantado la mano diciendo: "Yo tampoco" (¡Menudo lío!).
Me he remitido a lo que ellos expresaron en el sociograma.
Les he consultado acerca de cómo podíamos resolver la situación que teníamos en el aula.
Les he mencionado la importancia de diferenciar entre tiempo de juego y amigos en el patio, y la necesidad de establecer equipos de trabajo donde los más capaces ayudaran a los que "saben menos".
He ejemplificado en mi persona que tengo amigas con las que me tomo un café de lo más a gusto pero con las que no me gustaría trabajar, y amigas con las que trabajo muy bien pero con las que la relación a nivel personal no es tan fluida.
Y han optado por...

¡Repetir el sociograma! 


   Tan sólo repetiremos las preguntas acerca de sus preferencias de juego y trabajo, y lo mismo con respecto a quiénes son los compañeros con los que no quieren jugar ni trabajar (he recalcado la importancia de expresar con claridad los motivos por los que nombramos a unos y otros compañeros).
Y hecho esto, y vuelto a analizar el sociograma, retomaré la reestructuración de los equipos cooperativos, momento en el cuál, si aún estoy a tiempo, reescribiré este reto y lo compartiré con vosotros.

NOTA: hemos empleado todo el tiempo de un área curricular del día de hoy, pero no me importa, creo que no siempre lo curricular es lo más importante y creo que hoy mis alumnos han aprendido dos lecciones:
  1. Que es necesaria la sinceridad y el respeto entre todos nosotros.
  2. Que la generosidad es necesaria si queremos que todo vaya bien, si queremos avanzar.
¿Esperaréis los resultados de este intento fallido? Espero que así sea.

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